El último clásico español de Iniesta terminó en empate
Desde el Camp Nou, hasta el Santiago Bernabéu, se escucharon los aplausos: el último clásico de Andrés Iniesta .
Tuvo 57 minutos de acción. Después las palmas al unísono, el coro con su nombre. Después, nada. Nunca más. Andrés Iniesta, ‘El Fantasmita’, uno de los artífices detrás del único título Mundial de su país, y de muchas otras jugadas que jamás olvidaremos, se despidió este domingo de los clásicos de España. Los partidos de liga que más ruido generan no sólo en Europa, sino en el mundo. El que más roces provoca entre los fanáticos del balompié.
Con La Liga ya definida –los catalanes son campeones desde la semana pasada-, la fecha 36 enfrentó a los antagónicos equipos en Barcelona. Messi y Cristiano Ronaldo cedieron protagonismo y reflectores a quien se despedía de tan pasional duelo. Pero no lo hizo así el bravo futbol que suele presentarse en estos choques; las entradas fuertes y polémicas arbitrales quisieron estar a la par de la despedida de Iniesta, pero él, con la calma y paciencia que desde hace tantos años comunica con los pies, se robó el espectáculo.
'El Fantasmita' no asistió ni marcó en el empate a dos goles, pero sí recuperó balones, marcó el ritmo del juego con sus intervenciones y filtró un par de pases que se convirtieron en barridas aceleradas de Sergio Ramos o atajadas de Keylor Navas.
Gran clásico!!! Felicidades al equipo por el esfuerzo y a la afición por su energía!!! Siempre Barça!! Força Barça 🔵🔴 pic.twitter.com/tdjX9at674
— Andrés Iniesta (@andresiniesta8) May 6, 2018
Con la sustitución (al 57', por Paulinho), Iniesta cerró su repertorio de estadísticas ante los capitalinos. En casi 16 años como jugador del Barcelona, Iniesta hizo tres goles y trazó ocho asistencias ante el Real Madrid.
Los de blanco son el rival que más veces enfrentó Iniesta en su carrera (igualados con el Atlético de Madrid). Con el citado Clásico, son 38 encuentros entre blaugranas y merengues en los que Andrés participó. Ganó 16, empató 10 y perdió 12. Balance favorable, como tenerlo de tu lado en la cancha, una condición que seguramente extrañarán en Cataluña, la casa que vio nacer a Andrés Iniesta y que lo verá marcharse a otro futbol al término del año futbolístico, con su magia e inigualable imaginación debajo del brazo, o mejor dicho, debajo de los zapatos.