La inspiradora historia de éxito de Mohamed Salah
Barba tupida, semblante calmado, estatura promedio. Mohamed Salah Ghaly no destaca a simple vista, pero cuando recibe el balón sobre la cancha, no hay ojos que no enfoquen sus piernas, especialmente la zurda, esa que está convertida en la más valiosa del continente europeo. Compite con el desequilibrio de la de Robben, tiene la velocidad de Bale y la contundencia de Messi. Pero vayamos por partes.
El ascendente protagonista del balompié en Europa nació el 15 de junio de 1992, en Gharbia, una gobernación al norte de Egipto. El fútbol lo atrapó desde niño. El club local El Mokawloon fue su plataforma juvenil; debutó en 2010 en la Premier League de Egipto y rápidamente se ganó la atención de varios países europeos.
Fue el Basel, de Suiza, la institución que le dio la primera oportunidad fuera de su país natal. Y ahí se dio el primer indicio de la calidad que ahora le conocemos. El arranque fue paulatino. En Suiza jugó dos años (2012-14), anotó 9 goles en 47 apariciones y la llamada desde Londres lo volvió a mudar. El Chelsea confió en él.
Su llegada a Stamford Bridge no tomó mucho revuelo, y así pasó, sin pena ni gloria, en el club que dirigía José Mourinho. En apenas un año (2015-16) sumó minutos en 13 oportunidades y aportó tres goles.
Los ‘Blues’, que lo adquirieron por casi 14 millones de euros, lo cedieron para que continuara su carrera en la Serie A. Primero con la Fiorentina y después con la Roma . Este es el movimiento más influyente en su carrera, hasta ahora. Quizá no el más importante, que vendría después, pero sí el punto de inflexión que sus aptitudes necesitaban. Su talento explotó en el Calcio, en donde descubrió que jugar a pierna cambiada (por la derecha) le sienta de maravilla. ¿Posición preferida? Todas a la ofensiva. Salah es rápido, listo para ubicarse sin balón y define con seguridad.
Con los de Florencia anotó seis veces en 16 encuentros. En la Roma comenzó a destacar con mayor frecuencia y en dos temporadas hizo 29 goles sólo en la liga. Su popularidad cruzó las fronteras; a la par del despertar en Italia los llamados a su selección comenzaron. Sus goles se hicieron frecuentes, tanto en la capital italiana como en cualquier cancha en la que representara a Egipto.
Después de su despegar, y ya como un ídolo de todo su pueblo, el técnico alemán Jürgen Klopp, quien ya tenía dos años al frente del Liverpool, reconoció en su talento la combustión que necesitaba el ya estructurado proyecto rojo, mismo que en 2017 lucía maduro gracias al estilo de Coutinho, Firmino, Sturridge y Mané. Salah encajó, Klopp acertó.
Su desequilibrio es garantía de dividendos. La cantidad de goles que registra actualmente, es igual a la de Lionel Messi en sus respectivas Ligas (29); de su mano, Liverpool se encuentra instalado en las semifinales de la Champions League , un sitio que no saboreaban desde la temporada 2007-08.
"Quiero ser el mejor futbolista egipcio de la historia",
dijo Salah después de recibir el premio al mejor jugador africano del 2017 (entregado por la BBC).
Y hay más. Con la inspiración a flor de piel, Salah resultó fundamental para clasificar a Egipto a su tercer mundial. Una hazaña que no concretaron durante 28 años. Su talento se discute en los más altos estratos del futbol mundial.
LO QUE VIENE
Para el africano, quien vive la plenitud de quien no ve la hora de dejar de superarse, hay dos objetivos prioritarios: la Champions League y el Mundial de Rusia 2018. Acostúmbrense a ver el festejo:
Y no sólo en lo que resta de la Premier League y en la Champions. También es probable verlo en esa pose durante la Copa del Mundo, y posteriormente, por qué no pensar, en alguna ciudad de España, vestido de blanco o de rayas azulgranas.
Mohamed Salah sigue en ascenso.