Michael Phelps es derrotado por un tiburón blanco en un mano a mano
No son los dientes. Tampoco el tamaño del cuerpo. Mucho menos los mitos que giran, alimentados por películas y series, en torno a los tiburones. En realidad, lo que más miedo le dio a Michael Phelps a la hora de competir contra un tiburón por la supremacía del agua, fue la temperatura del mar. Sí, el frío y no el instinto del animal fue la gran preocupación del mayor medallista olímpico de la historia (28 para ser exactos) al prepararse para la prueba a la que fue invitado por Discovery Channel para su proyecto conocido como Shark Week, que comenzó este domingo 23 de julio, con el programa Phelps vs, Tiburones, la competencia entre el escualo y el estadounidense.
"Ustedes verán que lo más importante para mí en todo el proyecto fue focalizarme en prepararme para el agua fría que tenía por delante y en la iba a sumergirme. Porque entre casi 13 grados y poco más de 26 grados hay una gran diferencia; el agua en este caso era mucho más fría. Y soy una persona a la que no le gusta el agua fría. De modo que creo que esa fue la parte más difícil...para mí, tener la oportunidad de sumergirme en el agua con los tiburones es algo que siempre quise hacer, de modo que es como un sueño hecho realidad y nunca tuve miedo de ellos, pero sí del agua", comenta, en conferencia telefónica, Phelps, preparando terreno para una competencia entre el hombre y 'la bestia'.
"Esta aventura tuvo que ver un poco también con poder entender que un tiburón no desea atacarnos sino que trata de ver qué somos y qué estamos haciendo. Básicamente es lo mismo que ocurre con nosotros en la tierra, porque creo que el tiburón es el animal número uno del océano. Y hacen todo lo necesario, día tras día, para sobrevivir. Mi preparación comenzó de manera mental y así fue casi todo el proceso. Como dije antes, primero pasé por las clases en las que aprendí los conceptos básicos sobre el tiburón y luego pude conocer al más grande, o mejor dicho, no sé si el más grande pero sí el tiburón del que todos hablan, es decir, el gran tiburón blanco. Es evidente que es muy distinto a nadar en una piscina; no hay ningún punto en común entre nadar en mar abierto y nadar en una piscina. De manera que tuve que entender un poco cómo se mueven las olas en determinadas direcciones y cómo se hace para ir del punto A al punto B. De algún modo, todo fue un poco ensayo y error", sentencia el nadador, dejando en claro que uno de sus grandes intereses era conocer un animal del que se conocen más sus leyendas que sus verdades.
La competencia, que se llevó a cabo en las costas de Ciudad del Cabo (Sudáfrica), fue supervisada por 15 buzos que seguían de cerca el comportamiento del tiburón y que documentaron los tiempos y velocidades.
"Estábamos en mar abierto y yo me sentía totalmente seguro y a gusto. Básicamente, creamos un carril de natación en el que yo nadaba y, después de toda la investigación realizada y la información recogida sobre los tiburones, nos propusimos ver la rapidez con la que nadan en línea recta. Y obviamente, hay formas en las que un gran tiburón blanco, por ejemplo, puede tener un tramo de más de 40 kilómetros por hora. Un tiburón martillo podría nadar a una velocidad de entre 20 a 22,5 kilómetros por hora. Como yo soy un nadador, obviamente sé con qué rapidez puedo cubrir los 100 metros. Pero yo quería ver cómo me iba en comparación con un tiburón blanco o con otros cuatro tiburones que viven en los océanos. Y no voy a decir nada más, no quiero ser demasiado específico, porque deseo que lo vean con sus propios ojos en el programa. Hubo algo que fue auténticamente increíble y apasionante", concluyó Phelps.
