Katinka Hosszú, la nadadora que nunca se rindió
La historia de la nadadora húngara Katinka Hosszú, es un historia de perseverancia, amor y éxito y es que después de tres participaciones olímpicas grises por fin pudo subirse al pódium y no lo hizo una vez ni dos, sino tres, y las tres para recibir la medalla de oro.
Desde muy pequeña su abuelo le inculcó el amor a la natación, de hecho, fue su primer entrenador y con tan sólo 14 años supo lo que era el placer de la victoria, en ese tiempo ganó su primer campeonato nacional.
Sus siguientes años continuó sumando medallas en distintos campeonatos, pero fue en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, cuando se desfronterizó, sin embargo, no logró buenos resultados y en algún momento pensó en el retiro- A pesar de ellos sabía que había elegido bien su camino y lo volvió a intentar en Beijing 2008 y Londres 2012. Las cosas tampoco salieron como esperaba, pero el destino le puso en su camino a Shane Tusup, su actual entrenador y esposo.
Todo comenzó a cambiar, entre ambos crearon un sistema de entrenamiento distinto al de otros nadadores. Pusieron énfasis en lo físico y su estilo fue considerado por algunos como poco estético, pero eso sí, efectivo.
Hasta esos momentos contaba ya con más de 50 medallas, pero ninguna de ellas tenía los aros olímpicos. Así que la meta era clara, lograr una presea en Río 2016.
Y sí, Katinka Hosszú, dejó atrás el hierro y logró convertirse en la dama dorada, ganó medalla de oro en la categoría de 100 m dorso, 400 m combinado individual y 200 m combinado individual. No conforme con esto estableció un récord mundial en la prueba de los 400 metros combinados (4:26.36).
"El trabajo duro siempre trae resultados", comentó hace unos días Katinka Hosszú.
En conclusión, nunca te rindas, atrévete y desfrontérizate.
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