El día en que Andy Warhol fotografió a Pelé
Nueva York. La calle 54 y la Octava Avenida. La música disco, las chamarras de piel, las solapas groseras, las lentejuelas de Donna Summer, los lentes de Henry Kissinger... boxeadores, corredores de Bolsa, publicistas, actrices, agentes de bienes raíces, taxidermistas del museo de Historia Natural, escultores y futbolistas. La cámara de Andy Warhol. La magia de Pelé. Todos juntos. Todos ejerciendo en un mismo lugar el derecho universal a la felicidad. Todos en el mismo tiempo y espacio.
A Edson Arantes do Nascimento, Pelé, le brillan los ojos cuando hablamos del Studio 54. "Llegaba gente famosa de la Warner Communications", cuenta. Había rockeros también, a veces, Mick Jagger, algunas otras, Rod Stewart; se bebía martini seco, bourbon; había rubias, había pelirrojas y latinas; gays, heterosexuales y transgénero; se consumía LSD, se esnifaba cocaína, había sexo en vivo, había mariguana y champagne... había una nube de humo seco en el ambiente.
"Ahí conocí a Frank Sinatra; también, infelizmente, a OJ Simpson", sigue el Rey, rebobinando su memoria a esa época en Nueva York cuando ya se había consumido la década de los 60, con sus radicales agitados por la liberación. Los que sobrevivieron consiguieron, entre el final de la guerra de Vietnam y el comienzo de la epidemia del Sida, una especie de duty free para el libertinaje frenético en esa maldita esquina de la calle 54, mientras tanto, la ciudad estaba a punto de la quiebra. Llevamos platicando cinco minutos en el penthouse de un amigo suyo en Tribeca y Pelé sigue sumergido en la discoteca más famosa de Manhattan. Alrededor de corazones de leds que brillaban al ritmo de los beats de la música disco bailaban otros corazones acelerados por los nitratos. "Era diferente a lo que había vivido en Brasil, allí no podíamos salir a las discotecas, aquí, en cambio, todos los lunes íbamos al Studio 54. Todo el equipo. Tenía tres meses y me pregunté: pero si yo vine a jugar al futbol con el Cosmo ¿qué hago aquí?", sonríe y muestra los mismos dientes blancos con los que ha vendido Viagra y tarjetas de crédito MasterCard. Con los que ha construido su impecable sonrisa de majestad.
"También conocí a John Lennon, pero eso no fue en el Studio 54, lo conocí mientras los dos estudiábamos idiomas en la academia Biarritz en la Quinta Avenida; yo estudiaba inglés y él, japonés. Hablábamos de futbol: a él le gustaba el futbol, era inglés. Alguna vez caminamos con Yoko Ono por Central Park. Pero sí, en el Studio 54 también conocí a (Andy) Warhol”, sentencia Pelé y se detiene.
Le pregunto cómo fue:"Teníamos una mesa ahí, la gente de la Warner me lo presentó. Había mucho ruido, me contó que le gustaría hacer algo un día conmigo, no entendí muy bien, pensé que era un hombre raro, no tenía cuerpo de atleta. Aquella vez no entendí que era un pintor”.
Durante esos años Warhol y Pelé se volverían a ver con mayor frecuencia, sobre todo cuando el astro se retiró del futbol con el Cosmos, en octubre de 1977, luego de jugar más de mil trescientos partidos, en 80 países, y casi mil trescientos goles. "Lo volví a ver otras veces y ya fue cuando me dijo que quería hacer algo con el balón, pero que no estuviera en acción. No entendí nada, pero me pareció una hermosa idea".
El hombre que nos condenó a 15 minutos de fama era un desconocido, un tipo de bajo perfil, según Pelé. "Creo que en Brasil sólo la gente de las artes habría sabido de él, en cambio aquí era muy conocido, yo lo supe por jugar en el Cosmos, pero si no, no creo que hubiera sabido quién era". Pelé cae en el lugar común de decir que Warhol era un tipo un poco tímido. Las otras veces que se encontraron ya no fue entrada la noche, sino de día, sobrios y en el edificio del Rockefeller Center donde Steve Ross, ejecutivo de la Warner Communications, tenía sus oficinas.
El biógrafo de Pelé, David Hirshey, me detallará, algunos días después del encuentro con el brasileño, cómo ocurrió todo.
Gracias a Henry Kissinger, el mismo viejo lobo de la diplomacia estadounidense que restableció las relaciones diplomáticas entre China y Estados Unidos, en otros conflictos, a Pelé se le negoció su permiso para salir del Santos al Cosmos. Fue Kissinger, un fanático del futbol, el único capaz de ablandar a los generales que habían declarado a Pelé tesoro nacional y prohibieron su exportación.
Le permitieron salir "por el bien de las relaciones entre Estados Unidos y Brasil".Así, Pelé firmó, por 2.8 millones de dólares, un contrato de dos años con el New York Cosmos y fue presentado el 11 de junio de 1975. La presentación fue en el lujoso Club 21."Todo el dinero para pagar a Pelé salió de las arcas de la Warner por lo que ese salario se dividió entre todas las divisiones de la compañía multimedios de música, cine y entretenimiento", continúa Hirshey.
Ya retirado (jugó en el Cosmos de 1975 a 1977), Pelé llegaba al Rockefeller Center para continuar el contrato y cumplir todos los compromisos con la Warner, incluida la película Victory (1981), con Silvester Stallone, o un disco con Sergio Mendes, Brazil 77, por poner unos ejemplos. Fue en el Rockefeller Center donde ocurrieron los otros encuentros con Warhol para darle vida al retrato de Pelé que formaría parte de la serie de fotografías conocidas en el mundo el arte como The Athletes.
Pero la anécdota, Edson la recuerda de manera muy peculiar y con su perspectiva. "Estaba en la oficina de Steve Ross y me llamó: 'Oye hay un artista que es buena gente que quiere hablar contigo'. Yo me acuerdo que fue en la sala de visitas de Warner, le apreté la mano y le pregunté: '¿Tú qué posición juegas?' y el respondió: 'Yo no soy jugador, soy artista'. Me disculpé y le dije: 'Yo pensé que eras jugador de futbol'. El respondió: 'No, yo voy a hacer un pintura suya'.
Warhol retrató a Pelé con una Polaroid. El O’Rei se puso la playera del Cosmos y con el balón, sonrió una vez más. Hirshey acota que la serie de los atletas fue comisionada por Richard Weismanm, coleccionista de arte y amigo de Warhol en la época de la Fábrica, el famoso estudio del artista en el SoHo. Fue en 1977 cuando le sugirió hacer una serie de los atletas. En aquel entonces, se podría decir que las estrellas del deporte de los 70 eran como las estrellas de cine de los años 50. "Pelé siempre estuvo de acuerdo con esa idea".
Los retratos de Warhol también incluyen a Muhammad Ali y OJ Simpson; al jockey Willie Shoemaker y al basquetbolista Kareem Abdul-Jabbar; el golfista Jack Nicklaus, la tenista Chris Evert y la patinadora artística Dorothy Hamill. "Warhol me dijo que yo era la única celebridad que, en lugar de 15 minutos de fama, tendría seguro 15 siglos de fama".
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