Puebla tiene nuevo atractivo turístico: el Barroco Museo Internacional
Este jueves se inaugura el Barroco Museo Internacional de la ciudad de Puebla, un nuevo atractivo turístico y cultural diseñado por el arquitecto japonés ganador del premio Pritzker –conocido como el Nobel de arquitectura– en 2013, Toyoo Itō.
La construcción se inició en agosto de 2014 y tras 17 meses ya se puede ver el resultado de este ambicioso proyecto con una inversión de 390 millones de pesos.
Sus 11 salas, talleres de museografía y restauración, auditorio, tiendas, restaurante y lago artificial ocupan un espacio de 18 mil 500 metros, todos ellos dedicados a albergar piezas barrocas de los siglos XVI, XVII y XVIII, así como expresiones contemporáneas de este movimiento artístico.
Con motivo de su inauguaración, hablamos con el afamado arquitecto Toyoo Itō:
¿Cuál es la característica definitoria del Museo Internacional del Barroco de Puebla?
El Barroco Mexicano ha influido de forma notoria en mi trabajo. Las decoraciones artesanales primitivas hechas por los pueblos indígenas nos muestran lo extraordinaria que es la vida del ser humano. Por eso el proyecto del Museo Internacional del Barroco quiere expresar cómo la naturaleza y el medio ambiente que rodea el enclave pueden fundirse con el edificio, provocando un fuerte dinamismo entre ellos.
México es una región con notable actividad sísmica, al igual que lo es Japón. ¿Cómo influye esto a su obra?
Soy consciente de que México es uno de los países que sufre más terremotos. Dado que en Japón la normativa antisísmica tiene unas condiciones extremadamente estrictas, me enfrenté al proyecto de México tal y como lo haría en Japón, por lo cual no supuso una especial limitación en el diseño.
¿Qué sabor le queda tras sus visitas a México?
El pueblo de México ama el arte y la arquitectura, y sobre todo tiene un gran respeto por la naturaleza y convive con ella manteniendo una relación profunda. Cada vez que visito México, siento que recibo la energía y la vitalidad que emana de sus tierras.
Ahora retrocedamos un poco en el tiempo: ¿cuál es el primer recuerdo que conserva relacionado con la arquitectura?
Cuando tenía 16 años, mi madre le encargó al arquitecto Yoshinobu Ashihara la construcción de nuestra casa en Tokio. En aquel momento se me quedó grabado en la mente el significado básico de la profesión del arquitecto, pero no fue entonces cuando decidí serlo. Fue más tarde, a los 20 años, cuando entré en la facultad de ingeniería de la universidad y escogí sin ningún motivo en particular entrar en el departamento de arquitectura, quizá porque en aquella época se estaban construyendo equipamientos liderados por Kenzo Tange para los juegos Olímpicos de Tokio 1964. Una vez terminados los estudios de arquitectura en la facultad, tuve la oportunidad de entrar en el estudio de Kiyonori Kikutake, uno de los impulsores del movimiento metabolista, y trabajé con él durante 4 años. Fue entonces cuando sentí por primera vez lo interesante que el diseño arquitectónico puede ser.
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Ser un premio Pritzker debe haber aumentado su libertad creativa, ¿no?
No ha habido ningún cambio especial después de obtener el premio Pritzker, aunque he obtenido más confianza por parte de los clientes extranjeros y una buena relación con ellos hace que podamos tener buenas condiciones para desarrollar diseños arquitectónicos de forma más cómoda.
¿Qué tiene más presente en sus diseños: el cliente o la posteridad de la obra?
Para mí, ver cómo el usuario disfruta usando la arquitectura una vez acabada la obra es mucho más importante que el aspecto del edificio finalizado, y siempre me preocupo de que sea así. Creo que la arquitectura tiene vida, al igual que el ser humano, por eso nunca olvido observar de cerca cómo respiran los edificios una vez entregada la obra.
¿Qué fue lo que más le gustó de trabajar con Hermès en Baselworld 2013?
Que a pesar de que Hermès es una marca líder conocida mundialmente, cuidan mucho la selección de los materiales naturales, sus productos se producen artesanalmente y alcanzan una altísima calidad. Es una marca que aprecia y no pierde su proceso artesanal, heredado de generación en generación. Es una marca incomparable gracias a la cual he aprendido la alegría de diseñar objetos.
¿Conoce a su compatriota Shigeru Ban, premio Pritzker 2014? ¿Qué opina de su trabajo?
Shigeru Ban es un arquitecto que pertenece a una generación más joven que la mía y ha construido diversos proyectos a lo largo y ancho del globo. Por encima de la calidad de sus obras, destaco su dinamismo e iniciativa proponiendo proyectos en cualquier lugar del mundo porque admiro su determinación a la hora de trasladarse a cualquier rincón, por inhóspito que sea, llegando incluso a lugares devastados por catástrofes naturales para ejecutar en persona su proyecto de rescate arquitectónico. Valoro mucho su capacidad de decisión.
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