De cuando Diego Rivera enojó a París
Si en algo coinciden los historiadores es que, aparte de ser un genial pintor y artista, Diego Rivera no era alguien de trato fácil. Al parecer, el muralista y fundador del Partido Comunista Mexicano tenía una gran personalidad que lo hacía polémico por naturaleza. Tanto que incluso llegó a enojar a los círculos artísticos del París de principios de siglo.
Nos remontamos, por lo tanto, a la primera década del s.XX (concretamente entre 1909 y 1916). Mucho antes de conocer a su musa, Frida Kahlo, y con tan sólo 23 años, el mexicano se trasladó a París. Allí conoció a la pintora rusa Angelina Beloff, con la que tuvo un idilio amoroso que duró 10 años y su único hijo, que desgraciadamente falleció a los 14 meses. Al contrario de lo que se suele creer, el poeta no participó directamente en el conflicto político y militar de la Revolución Mexicana. Sin embargo, tuvo su propia trifulca en la Ciudad de la Luz.
Retrato de Diego Rivera por Amadeo Modigliani (1914)
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Mientras vivía con Angelina en el bullicioso y artístico barrio de Montparnasse, Rivera comenzó a experimentar con el célebre estilo cubista. Todavía se comenzaba a desarrollar un manifiesto y varios artistas se encontraban tratando de definir de qué se trataba exactamente. Así, los pioneros "retratos cubistas" del mexicano fueron rechazados por algunas voces del círculo bajo la teoría de que dichos retratos eran una imposibilidad debido a que representaban directamente la realidad y esto no implicaba ni reformarla ni reorganizarla. Quizás esa discusión puede parecer trivial ahora, pero en esa época tenía más importancia de lo que podría aparentar a simple vista.
Retrato de Pierre Riverdy por Amadeo Modigliani (circa 1915)
El debate entre Diego y sus detractores alcanzó un punto violento con el famoso affaire Rivera. En la sobremesa de una cena en la casa burguesa de André Lhote, el artista se encontraba conversando ebriamente con el poeta y crítico de arte parisino, Pierre Riverdy. Este último era un espartano de dicha corriente y sólo parecía gustarle la obra de Juan Gris. Según los testigos, Riverdy insultó a Rivera y éste, con su temperamento fuerte, le propinó una bofetada en la cara. Desafortunadamente, el francés era boxeador y comenzó a golpear frenéticamente al orondo pintor. Tras ser separados, y viendo lo que había provocado, Rivera trató de disculparse ofreciéndole la mano al poeta aunque éste se negó a estrechársela.
Así, después del incidente, el marchante del mexicano retiró varias obras de las galerías, como Paisaje Zapatista, sobre la cual el autor siempre aseguró que Picasso le había robado elementos. De esta forma, Rivera sintió que lo habían exiliado de esta corriente y gracias a ello pudo impulsar su retorno al arte figurativo. Posteriormente, regresó a su patria para fundar el movimiento muralista. Algo que tal vez no hubiera ocurrido jamás si no hubiera enojado a los europeos...
El hombre controlador del universo, Diego Rivera (1886-1957)
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