La casa del dolor ajeno: literatura que abre heridas
En 1911, ocurrió en La Laguna la masacre más grande de chinos de la historia de América. A manera de western, Julián Herbert recrea estos trágicos hechos a través de un poderoso relato cargado de todos sus recursos literarios: poesía, investigación histórica y periodística, recopilación de testimonios (tanto de historiadores como de la población) para recrear a través del lenguaje, la tradición oral y los hechos históricos un suceso que parecía haber quedado en el olvido en nuestra memoria colectiva como país.
Herbert es un poeta que también escribe narrativa y novela. Es un escritor disciplinado que escribe al menos 6 o 7 horas al día y que siempre está pensando en qué quiere contar para volver a empezar de nuevo cada vez, para reinventarse y no repetirse. Es alguien que creció en Coahuila y, como tal, conoce los mitos y leyendas de su tierra, pero también sus heridas. Por ello este es el libro que más lectura e investigación le ha costado.
Herbert es alguien que cuando escribe piensa en cómo hubiera resuelto la historia Hemingway aunque, al escribir La casa del dolor ajeno, pensó en cómo lo hubiera resuelto Gabriel García Márquez. Porque esta vez se trata de una historia basada en uno de los episodios menos hablados pero más dolorosos en la historia de México. Un episodio lleno de mitos y leyendas.
La nueva novela de Herbert es un libro que abre una herida que parecía cicatrizada en nuestra memoria, porque este hecho, sucedido hace más de 100 años, cuenta mucho de lo que sigue pasando actualmente en México.
"Yo quiero contar una historia que ocurrió en 1911", nos dice Herbert en entrevista. "Sin embargo, tiene mucho que ver con lo sucede hoy en día en nuestro país. Intentar entender el porqué de que un grupo en La Laguna asesinara a 303 migrantes chinos nos hace preguntarnos, ¿por qué actualmente seguimos con esa violencia contra los migrantes centroamericanos? O, ¿por qué es tan profunda la violencia en el país y tan desligada del control del Estado? O, ¿por qué hay una manipulación del sistema jurídico desde el poder para esconder lo ocurrido en Ayotzinapa, como ocurrió hace más de 100 años con los chinos? Al igual que entonces, creo que detrás de la matanza hubo un discurso racista del Estado que también habla de una tremenda xenofobia que corre por nuestras venas y que difícilmente queremos aceptar como mexicanos. Aún así, ahí está y ha estado durante mucho tiempo", asevera.
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Así, en este libro, el lector va a encontrar –narrados de forma magistral– tanto fragmentos de la historia de China para entender su migración hacia México, como episodios picarescos de la vida en La Laguna y su historia revolucionaría (mitad popular, mitad aristocrática). Todo esto acompañado de anécdotas de taxistas que explican lo sucedido ante la pregunta recurrente de Herbert: "¿Usted sabe quién mató a los chinos?". Entre las respuestas hay explicaciones tan disímiles como: "fueron los Zetas, esos matan a todo mundo". O: "Claro, fue mi generalísimo Pancho Villa quien los mató porque tenían todo el dinero y no daban nada".
Herbert, basado en hechos históricos, desenmascara esos mitos, empezando por el de Villa, quien no los pudo haber matado porque en esa fecha se encontraba tomando Ciudad Juárez. Así, Julián buscó "ver el reflejo de la historia patria en la vida cotidiana de Torreón" para desmitificar aquello hechos falsos que se encuentran en el imaginario colectivo de la región y nuestra historia.
Abre heridas al narrar el momento en el que los chinos "fueron baleados en la frente, desmembrados y matados públicamente en la plaza principal de Torreón. Estaban desarmados, indefensos, los descuartizaron atando sus extremidades a distintos caballos y saliendo a galope en direcciones opuestas, los mutilaron".
Suponemos que algo similar ocurrió en Ayotzinapa. Algo de xenófobos seguimos teniendo los mexicanos, queriendo olvidar los hechos que lastiman nuestro ideal de pueblo caluroso y receptivo. Este libro, sin duda, no nos dejará indiferentes y eso es lo que quiere Herbert: "Seguro este libro va a irritar, particularmente en Torreón. Aunque no solamente allí porque esta es la historia de México. Va a zarandear al lector con la esperanza de que no olvidemos hechos tan lastimeros en nuestra historia que, desafortunadamente, se siguen repitiendo".
En La casa del dolor ajeno también hay historias de personajes esperanzadores como J Wong Ling, inmigrante que a los 12 años vino a México a buscar fortuna, y que "es la voz de un buen hombre, de alguien que estuvo a punto de morir durante esa masacre y se salvó. Lo primero que hizo fue buscar salvar a más personas, a su gente. Decidió no esconderse, sino salir a recoger los cuerpos de sus compatriotas. Por ello lo iban a linchar nuevamente, pero nuevamente se salvó. Después trató de sacar a su gente de la cárcel... Esa es la gente valiente que le falta a este país", asegura Herbert.
Sin duda, una lectura imperdible que tiende lazos y puentes entre nuestro pasado y presente para entender mejor nuestro futuro como individuos y nación.
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