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5 veces en las que un actor ha perdido la cabeza

No hay nada peor que un actor enojado, aquí les exponemos cinco casos demenciales en rodajes reales
mar 10 marzo 2015 12:23 AM
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Marlon Brando (AFP) - (Foto: Marlon Brando (AFP))

No todas las películas son ambientes agradables de trabajo. Sólo basta una estrella con mucho ego y con pocas ganas de trabajar para arruinar el día a todo el equipo, incluyendo actores y director. Estas son las 5 veces en las que un actor ha conseguido llevar el drama fuera de la pantalla:

1. Marlon Brando, La Isla del Doctor Moreau (1996)

La tercera vez que se intentó adaptar la novela de H.G. Wells al cine fue por John Frankenheimer. La aterradora historia del científico que crea híbridos de humanos y animales contaba con una estrella de lujo, Marlon Brando. El problema: el célebre actor se dio cuenta de que la película en la que trabajaba era tan mala que decidió divertirse a costa de todos. 

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En primer lugar, se puso una hielera en la cabeza que encontró por allá y se negaba a salir delante de una cámara sin ella puesta. Además, todos sus planos fueron medios porque decidió no llevar pantalones puestos. Y por último, en un acto hilarante que le situaría cerca del Dr. Maligno de Austin Powers, se hizo amigo de un enano  y exigió que salieran juntos en cada escena vestidos igual. ¡Chapeau Marlon!

 

Lawrence Tierney

2. Lawrence Tierney, Perros de Reserva (1993)

El memorable actor interpretó a tantos gángsters en su carrera que realmente se creía uno. Durante el rodaje de la primera película de Quentin Tarantino, el maduro actor consiguió que todos le odiaran durante la única semana que rodó.

Tanto era lo que provocaba a Tarantino que acabaron peleándose a puño limpio el último día de rodaje. Cuando Tierney fue despedido por el director (entre aplausos del equipo de rodaje), lo primero que hizo fue ir a casa enfurecido y disparar a la pared con una escopeta. El lunático actor hirió a su sobrino en el proceso. Todo un matón también en la vida real...

 

Sean Young

3. Sean Young, Batman (1989)

Todos los compañeros de rodaje que ha tenido han concluido que Sean Young era inaguantable. Si no lo creen vuelvan a mirar la violenta escena de sexo de Blade Runner, los golpes no son pasión, es Harrison Ford aprovechando para madrearla.

Pero en 1989, cuando Tim Burton le ofreció el suculento papel de Catwoman, a actriz se rompió un brazo una semana antes de empezar a rodar. Frustrada decidió vestirse de la supeheroína y aparecer el primer dia con un objeto metálico en la mano interpretando como si se tratara de un casting. Un aterrorizado Michael Keaton llamó a seguridad pensando que iba a ser disparado por una demente. Obviamente, acabó siendo un walkie-talkie y la locura de Young solo fué un incidente menor. 

 

4. Gene Hackman, Los Tenenbaums. Una familia de genios (2001)

Wes Anderson escribió el guión con Hackman en mente para interpretar al patriarca de la familia de genios. El problema era que a la estrella no le interesaba en lo más mínimo salir en la película.

Tras ser convencido por su agente y tirar múltiples guiones a la basura, Hackman acabó por aceptar el papel, pero no sin decidir ser un abuelo gruñón mientras grababa la película. Insultar a Wes Anderson llamándolo hipster afeminado delante del equipo, callar a Gwyneth Paltrow en las escenas y, en general, asustar al resto de actores fueron sus pasatiempos.

Tan violenta acabó siendo la situación que el director imploró a Bill Murray que controlase al insoportable actor. El salvador del rodaje llegó a supervisar las escenas ataviado con un gorro de cowboy y su ojo puesto en Hackman. Y es que nadie se mete con Bill Murray vestido de sheriff.

 

5. George Lanzeby, Al servicio secreto de su majestad (1969)

Llenar los zapatos de Sean Connery es difícil para un agente secreto novato. Cuando el australiano George Lanzeby debutó como agente 007, después de que Connery abandonase el papel, se tomó demasiado en serio su inmersión en el personaje.

Primero compró trajes usados de Connery y comenzó a ir a su mismo barbero. A continuación, Lanzeby se convirtió en un seductor playboy alcohólico que se pasaba el día y la noche enfiestándose. Hasta se dedicaba a transportarse en un helicóptero personal con una pistola en el cinto. Cuentan que durante el rodaje en los Alpes, en completo estado de ebriedad, tiraba botellas al aire para dispararlas y afinar su puntería.

Finalmente, George Lanzeby se dio cuenta de que estaba perdiendo un poco el control, quien sabe si por una ETS o por crudas atroces. Su decisión final no fue sólo dejar de ser 007, sino dejar de actuar para siempre. La fama tiene su precio.

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