De arena y sol
El aroma del agave es capaz de transportarnos al campo o a entrañables momentos de convivencia que esperamos pronto revivir. Pero además de sus pueblos mágicos, Oaxaca también es un destino de playa y sol.
Tiene 35 kilómetos de costa, que albergan, entre otras joyas, a las nueve bahías de Huatulco, que a su vez conforman un paraíso de 36 hermosas playas de suave arena, cuya blancura enmarca los tonos celeste y esmeralda de sus aguas, cálidas y transparentes.
Este periodo es ideal para evocar el encuentro con la naturaleza que puede distinguirse en este destino de playa, donde se alberga el Parque Nacional Huatulco, con 11mil hectáreas protegidas con flora y fauna que podrás disfrutar en un recorrido en este paraíso.
Puerto Escondido, asentado en el extremo de la cordillera de la Sierra Madre del Sur que serpentea a través de Oaxaca y baja al océano Pacífico, se levanta en torno de una bahía brillante bordeada por gigantescas formaciones de roca.
Posee algunos de los atardeceres más inspiradores del país: este retazo de cielo en el Océano Pacífico ha sido ideal para quienes buscan el refugio y el cobijo del mar pero también quienes buscan, la aventura y el desafío de las olas de Zicatela.
Un destino cálido y encantador, con lagunas costeras, por ejemplo, la laguna de Manialtepec, donde se puede disfrutar de un espectáculo poco común: la bioluminiscencia, donde los organismos que se encuentran en estas aguas permiten en la noche dar un tono brillante al movimiento.
Cierra los ojos. Respira: Oaxaca vive en ti.