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Charly Sinewan: Las dificultades de grabar la frontera

Tras un breve encuentro con el Ejército Mexicano, Charly Sinewan continúa en su paso por la frontera norte del país.
lun 13 abril 2020 12:17 PM
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Charly Sinewan enfrentó distintas dificultades en su paso por la frontera entre México y Estados Unidos.

El siguiente capítulo fue grabado en enero de 2020, unos meses antes de que el mundo cambiara por la pandemia del nuevo coronavirus. El 50% de los ingresos producidos por visualizaciones en YouTube será destinado a la prevención y la lucha contra el BICHO que nos ha transformado la vida.

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Terminamos el capítulo anterior en Los Algodones, junto a la valla fronteriza con Estados Unidos y lidiando con el ejército mexicano, que me pedía que bajara el dron.

Lo cierto es que su única intención era averiguar quién era y qué estaba grabando. Una vez comprobaron que no había mala intención por mi parte, me advirtieron del peligro de que fueran otras organizaciones las que me descubrieran haciendo lo mismo, se despidieron amablemente, y se fueron. Yo seguí a lo mío, grabando el punto exacto en el que la línea fronteriza choca contra el Río Colorado y éste, se convierte en frontera natural.

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Me quedé un par de días en Los Algodones, un pueblo cuya mayor peculiaridad es que la mayoría de las personas viven del negocio dental. También hay oculistas y centros de estética. Estadounidenses y canadienses cruzan la frontera para pagar con sus dólares servicios que en su país son mucho más caros. El resultado es un pueblo en el que se respira prosperidad, al menos esa es la impresión que soy capaz de ver como viajero.

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Lo que sí tengo claro, porque lo compruebo una y otra vez, es la generosidad del mexicano con el de fuera. El grupo de motociclistas de Los Algodones me invita a conocer el desierto en quad, lo que me permite, además de pasármelo como un niño pequeño, ver la valla fronteriza en pleno desierto, una obra faraónica y un espectáculo visual que nos regala unas buenas tomas de dron.

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De Los Algodones sigo mi camino paralelo a la frontera hasta Sonoyta, donde decido desistir de mi idea de grabar más kilómetros de frontera. La situación, a partir de este punto y tal y como me ha advertido todo el mundo, está peligrosa. La zona está tomada por organizaciones a las que un tipo con cuatro cámaras en la moto y un dron, puede que nos les resulte amigable. Mejor olvidarme y dirigirme hacia el sur. O eso pensaba yo en ese momento, porque el viaje, como siempre, me va a llevar donde le dé la gana.

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