Los modelos de Rolls-Royce que ya no sólo serán para tu papá
El mundo está cambiando y junto con él, las reglas. A lo largo de sus más de 110 años de existencia Rolls-Royce ha significado una sola cosa, el máximo lujo en este maravilloso mundo automotriz, a pesar de que ha incursionado en otras industrias. Pero el lujo es caro, muy caro y es por eso que sus clientes siempre habían sido señores que habían completado una gran vida económica y querían darse la mayor satisfacción, como comprarse un Rolls-Royce después de haber alcanzado el éxito.
Sin embargo, las cosas han cambiado y aunque el promedio de edad actual de los clientes del fabricante británico es de 40 años, quiere acaparar a clientes más jóvenes ¿impensable? probablemente. Para eso, desde el año pasado Rolls-Royce dio a conocer sus nuevas versiones Black Badge, que solamente están presentes en dos de sus cuatro modelos, Ghost y Wraith.
De lo que tratan estas versiones es de crearnos una imagen más deportiva y poderosa de la marca, cambiando las incrustaciones de madera interiores por fibra de carbono, rines del mismo material que han tardado cuatro años en desarrollarse, o hacer que el legendario motor V12 suelte un rugido más deportivo y que haga un exquisito estruendo dentro de la cabina. Incluso, el emblema de la marca situada al frente de cada Rolls-Royce, Spirit of Ecstasy, deja de ser brillante para volverse del lado oscuro.
Rolls-Royce no ha cambiado y siempre mantendrá el estatus de marca, sin embargo, esta nueva era demanda dirigirse a compradores más jóvenes y millonarios, algo muy parecido a lo que ocurría en los años 20s con los Bright Young Things, que gustaban únicamente de vestirse bien y enfiestar, teniendo como patio de juegos todo Londres, comparándose con los futuros clientes de la marca, en conducir su Rolls-Royce mientras se divertían.