Deseos de hombre 2: manejar un Mercedes Benz
No tengo memoria de elefante, especialmente en lo que se refiere a mi niñez. Pero si algo está claro entre estos escasos recuerdos es la primera vez que me subí a un Mercedes-Benz. La imagen es nítida: fue durante mi primer viaje a Europa, a finales de los 80, cuando tenía poco más de 10 años. Mis papás, mi hermano y yo llegamos a París desde Nueva York, en un vuelo de PanAm. Afuera de la terminal aérea, en la fila de los taxis, se detuvo frente a mi familia un impecable Mercedes-Benz 300 E, color beige, con un viejo malhumorado al volante. Conocía este auto sólo por las fotos de las revistas importadas de automovilismo que compraba en el Sanborns de Perisur, en el sur de la Ciudad de México, y lo recuerdo porque me parecía increíble que los faros tuvieran sus propios limpiadores contra lluvia. Ignorando el manual básico del buen turista sobre interactuar con los taxistas, le pregunté lo que me parecía inverosímil: "¿Por qué aquí los taxis son Mercedes-Benz?" Su primera respuesta fue, al mismo tiempo, su primera sonrisa de la tarde. Palabras más, palabras menos, me respondió: "Los Mercedes-Benz son los autos más confiables, seguros, tecnológicos y cómodos de toda Europa", dijo, con la seguridad de un hombre que ha vivido más de seis décadas. "Además, tienen un diseño elegante y moderno que provoca que cualquier turista nos tenga en su mira". ¡Pum! Mi relación con los autos cambió para siempre.
El espíritu aventurero
Son las 5:00 am de un martes de febrero. Espero a que salga de su casa el tercer integrante de Life and Style que, sabiamente, se unió al plan que elegimos como tema de portada. "No puedo creer que manejaremos este auto con rumbo desconocido", me dice Gunther, editor de foto, tras ver el nuevo C Coupé estacionado frente a su puerta. "Mi papá, como buen alemán, sólo tenía corazón para una marca: Mercedes-Benz", dice.
Semanas antes, en la mesa central de la redacción, todos coincidíamos en algo: uno de los caprichos masculinos por excelencia es manejar el auto de tus sueños sin destino fijo. ¿Por qué elegir un Mercedes-Benz para hablar de esta experiencia entre tantas marcas de autos que hay en el mercado? Para mí, la decisión era obvia: el amor que todos sentíamos por la marca era evidente, así como el deseo por conocer de primera mano, las renovadas líneas exteriores y el más reciente panel de control de uno de los modelos más deseados de la firma alemana. El timing, además, resultaba perfecto: en marzo llegan a todas las agencias de México los tres modelos coupé —C 180, C 200 y C250— que Mercedes-Benz comercializará en el país.
Éste es un auto del que cualquier hombre se enamora, en especial del gris claro plata que nos toca manejar. Decidimos realizar la experiencia con un clase C 200 Coupé, con esa figura atlética que resalta su espíritu aventurero, pero que, al mismo tiempo, mantiene una silueta estilizada y refleja el lujo único de los tiempos modernos. Vale la pena analizarlo a detalle.
Para este año, los ingenieros de Stuttgart lograron lo improbable: renovar este coupé en todos sus frentes. Para empezar, en lo que se refiere a la estructura, disminuyeron el peso de sus componentes para hacerlo más ligero y así, al combinarlo con sus nuevas líneas aerodinámicas, provocar que el auto tenga un comportamiento impecable en ciudad y en carretera. También la suspensión fue rediseñada para los distintos tipos de manejo disponibles —Confort, Sport, Sport plus y Personalizado—, de manera que las llantas vibran menos —yo diría que no vibran nunca— y la respuesta al volante se vuelve más suave, con el propósito de disfrutar cada kilómetro que se recorre en esta poderosa máquina alemana.
El diseño exterior también sufrió una gran transformación, obvio, sin traicionar su esencia. Los modelos 2017 cuentan con líneas más limpias que logran resaltar más su espíritu deportivo, al jugar con la luz y las sombras que produce la carrocería. En particular, un cambio que me voló la cabeza es la larga línea que recorre el chasis y que distingue a los mejores coupés. Contrario al clase C Saloon —el conocido modelo familiar—, esta línea se extiende a lo largo del auto hasta rebasar el arco de la rueda trasera, lo que le da ese inigualable toque sport. Si además le añadimos que es más bajo (15 milímetros ) y tiene llantas de 17 pulgadas, el resultado es un modelo ideal para aquellos que disfrutan la velocidad.
El interior no se queda atrás. De entrada, no hay que engañarse: al sentarse en el lugar del conductor es claro que el nuevo C Coupé es un auto para ser egoísta. De inmediato, te envuelve un ambiente deportivo orientado a disfrutar la tecnología y los detalles del centro de mando, sin perder esa esencia elegante histórica que ha caracterizado a la firma. Es decir, lo último que uno piensa es en la comodidad del pasajero o en la dinámica familiar. Por el contrario, es un auto para disfrutar solo, con tu pareja o, incluso, con un par de amigos o tu hijo pequeño. Pero que nadie diga que no te lo advertimos: toda tu atención estará centrada en el placer de manejarlo.
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La filosofía de Mercedes-Benz bien puede resumirse en este auto, al combinar emoción con inteligencia. Suena más que vibrante manejarlo sin rumbo fijo, y eso que todavía no hablamos del motor.
La inigualable sensación de libertad
Llevamos más de seis horas manejando y ninguno de nosotros ha dado señales de querer que termine la experiencia. Los tres hemos estado tras el volante al menos dos horas y esperamos con ansias el siguiente turno. Hemos recorrido cientos de kilómetros en las zonas aledañas a la Ciudad de México, alejados del caos citadino, sin ningún mapa que nos guíe más allá de lo que dicta el corazón de quien está al mando en el momento. El día pasa rápido y, en cada oportunidad, le tomamos fotos al poderoso auto que manejamos.
Entre todos, coincidimos que ésta es una de las mejores experiencias que un hombre puede tener: manejar por el puro placer de hacerlo. ¿Por qué? Porque te da esa sensación única de libertad, te aleja del estrés cotidiano y te permite disfrutar de una máquina diseñada para cumplir todos tus caprichos. Y no es exageración: estar al interior del C Coupé es una oportunidad para pasarla bien.
Por ejemplo, la nueva generación multimedia del modelo 2017 es intuitiva y cuenta con las mejores animaciones y efectos visuales. Su pantalla de instrumentos —del tamaño aproximado de un iPad— permite controlar las funciones del auto desde un touch pad a la altura de la palanca para mayor comodidad. El sistema de sonido —otro gran plus— no sólo es de la firma Burmester, sino que presume una interfaz lógica y sencilla para que el piloto haga ajustes sin poner en riesgo su seguridad. Incluso, tiene detalles como el sistema de aire acondicionado con navegación satelital que detecta si cruzarás un túnel, por ejemplo, y cierra las rejillas para evitar que entre aire impuro. No sobra decir que todos estos detalles están rodeados por un efectivo sistema de seguridad, en el que las siete bolsas de aire —dos frontales, dos frontales laterales, dos en las ventanas y una a la altura de las rodillas— entran en acción en el desafortunado caso de una inoportuna colisión.
Tras una de las mejores comidas de cocina tradicional mexicana que me ha tocado disfrutar en mucho tiempo —en un lugar al que, desafortunadamente, me sería imposible regresar—, es momento de iniciar el camino de regreso a la capital. Por la hora —son casi las 4:00 pm—, decidimos prender el GPS y recorrer cada autopista que nos marque en el recorrido para evitar el tráfico y, seamos sinceros, probar el poderoso motor L4 Turbo de 184 caballos de fuerza —156 hp para el C 180 y 211 para el C 250— con su transmisión automática de 7 velocidades 7G-Tronic Plus.
La respuesta del C 200 Coupé no decepciona. Acelera de 0 a 100 kilómetros en 7.3 segundos y no sacrifica rendimiento por potencia, ya que brinda 20 generosos kilómetros por litro en carretera mientras que da 13.33 en ciudad. Los detalles están por todos lados, algo clásico en Mercedes-Benz: desde su función de parada y arranque ecológicos, sus asientos delanteros eléctricos con función de memoria y sus faros LED High Performance, hasta sus rines de aleación de aluminio de 18 pulgadas, su climatización de dos zonas y su techo panorámico. Todos son elementos que lo hacen la mejor opción de su categoría. Y, más aún, su precio de arranque está en 590,000 para la versión C 180 Coupé... ¡no se puede pedir más!
Entre autopistas, carreteras y caminos rurales, así como pequeñas calles de los poblados que se atraviesan durante el recorrido, comprobamos que el Mercedes-Benz clase C 200 Coupé es un auto para disfrutarse. Si algún amigo me pidiera que replicara el recorrido que hicimos aquel martes, no sabría qué responderle. Lo que sí puedo decirle de memoria, tal como en ese viaje a Europa en los 80, es lo que significa manejar este vehículo y las razones por las que debería ser su próxima compra.
Este artículo pertenece a la versión impresa de Life and Style .
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