Entrevistamos a Daniel Ricciardo, prodigio de Red Bull
Por el paddock de Fórmula 1 camina un tipo falco, desgarbado y con una sonrisa de oreja a oreja que llama la atención al instante. Sus 1.80 metros de estatura lo hacen más evidente. Se siente cómodo, como si fuera un piloto con muchas carreras en la categoría sobre su espalda. Y cómo no hacerlo, si en el año en que llegó al equipo más dominante en el último lustro, ha puesto en un segundo plano al tetracampeón del mundo, Sebastian Vettel.
Mas rápido de lo que podía soñar, el australiano Daniel Ricciardo llegó al equipo Red Bull para sustituir al histórico Mark Webber, quien había anunciado su retiro de las pistas tras 12 años y 215 carreras a bordo de la Fórmula 1. La apuesta parecía arriesgada, pero Daniel conocía bien la ideología del equipo, así como sus exigencias, después de pasar dos años en Toro Rosso , hermano menor de Red Bull.
Desde su primer contacto con el nuevo auto RB10, Ricciardo se adaptó a sus exigencias y al manejo. Sin embargo, en su primera carrera oficial de la actual temporada, tuvo que sobrepasar un incidente que mostró su valor.
En la fecha inaugural de la temporada 2014, durante el Gran Premio de Australia, su país de nacimiento, Ricciardo logró la segunda posición de la parrilla de salida, muy por encima de Vettel. Con este lugar privilegiado aspiraba a la victoria frente a su público y a convertirse en el primer australiano en lograrlo desde 1980, cuando su compatriota Alan Jones se subió a la parte más alta del podio.
Ricciardo no cometió ningún error en su manejo, no puso ninguna llanta fuera del circuito, se mantuvo siempre cerca de Nico Rosberg, "el poleman", pero su auto no fue lo suficientemente rápido como para arrebatarle la primera posición. Daniel cruzó la meta en segundo lugar; nunca abandonó ese puesto.
Era el primero podio de su naciente carrera, un logro que quedará grabado en su biografía. Ni en el radio que el comunica con su ingeniero pudo ocultar su alegría:
Ingeniero: Felicidades Daniel, ganaste un podio en tu primera carrera en la Fórmula 1.
Ricciardo: Está todo un poco borroso ahora, no entiendo qué está pasando es... ¡es increíble!
Ingeniero: Puedo ver tu sonrisa desde aquí.
Ricciardo: Sí, no puedo dejar de sonreír.
Sin embargo, minutos después todo se vino abajo. Tras la minuciosa y rutinaria inspección de la Federación Internacional de Automovilismo (FIA), decidieron descalificar el Gran Premio de Australia a Ricciardo por irregularidades en el flujo de gasolina RB10. A pesar de haber apelado, Red Bull perdió el añorado podio.
El delegado técnico de la FIA, Jo Bauer, que trasladó el asunto a los comisarios, señaló: “Durante la carrera, el coche número 3 ha superado de forma constante el flujo máximo de gasolina permitido, que es de 100 kg/h”. Los comisarios no tuvieron otra opción más que excluir al piloto de Red Bull de los resultados de la carrera, después de la violación del reglamento técnico. Así, su primero podio, frente a su gente y humillando al tetracampeón del mundo y compañero de escudería, Vettel, se perdía en instantes por un error de su equipo.
Aquel suceso, lejos de hundirlo y frustrarlo, le dio a Daniel más armas para seguir adelante: “Fue obviamente una gran decepción, pero, al mismo tiempo, esto encendió un gran fuego en mi estómago, que lo único que me hizo fue darme más hambre para regresar y obtener buenos resultados”, dijo Ricciardo en conversación con Life and Style, tras revivir su debut con Red Bull durante una charla previa al Gran Premio de Bélgica.
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“En su momento fue una decepción y un golpe duro, pero hoy lo veo bien. Le hizo mucho bien a mi espíritu y me dio mucha madurez”, añadió en la entrevista previa al fin de semana de Bélgica, donde Daniel consiguió su tercer triunfo del año, que a su vez significó la victoria 50 en la historia de Red Bull; la leyenda de Red Bull comenzaba a reescribirse con Daniel como autor.
El equipo austriaco tenía, hasta antes de esta temporada, el dominio total de la máxima categoría. Habían logrado el título de constructores cuatro años de forma consecutiva (2010. 2011, 2012 y 2013) sin que nadie les hiciera sombra. Eran apabullantes, no tenían piedad. Nada mal para un equipo que había debutado apenas cinco años atrás en los dominios de la Fórmula 1.
Pero gran parte de ese éxito se debía a actuaciones de Sebastian Vettel, quien ganó el mismo número de títulos y parecía que este año sería una vez más inalcanzable hasta que apareció el travieso Daniel.
Antes de marzo, nadie contaba con Ricciardo. Era su año como debutante en un equipo de élite y seguro tendría muchas cosas que aprenderle al alemán.
Ahora, si bien la presión no estaba sobre los hombros de "Dan" (como le llaman sus amigos más cercanos), sí generaba ciertas expectativas por cumplir. Por lo menos, debía estar entre los seis pilotos más rápidos de cada fin de semana de competencia. Algo que ha cumplido con creces: los resultados han sido mejor de lo que cualquiera esperaba.
“Hasta ahora he tenido un buen comienzo de temporada y espero que siga así hasta diciembre. Quizás este puede ser un gran año para mí”, nos dijo entre risas, como si supiera algo que nosotros no: “He demostrado que puedo competir contra Vettel y estar a su mismo nivel. Los dos hemos batallado mucho con el auto, pero creo que tenga una ventaja sobre él: soy muy joven y tengo muchas cosas que aprender y a eso le estoy sacando el mayor provecho”.
Al cierre de esta edición, Ricciardo seguía en la tercera posición del Campeonato de pilotos y el panorama lucía difícil para que pudiera aspirar a algo más, pero ya había demostrado que puede ser constante en su manejo y que, más pronto de lo que imaginamos, conseguirá un título de Fórmula 1.
Su talento lo ha sacado adelante, nadie le ha regalado nada, y es quien ha puesto de cabeza a uno de los mejores pilotos de la máxima categoría de la actualidad.
“Voy con calma, aprendiendo día a día, no tengo prisa, esto requiere de mucha concentración, pero sí, estoy en un gran equipo, uno de los mejores de la Fórmula 1, y espero pronto escribir mi nombre en la historia de este deporte como uno de los que ha tenido la fortuna de conseguir un campeonato. Sueño con ello y sé que algún día llegará... sé que algún día llegará”.
Y por las excelentes hechuras que ha mostrado en lo que va de la campaña, ese día al que se refiere Ricciardo podría llegar muy pronto en el calendario, mucho antes de que él se imagina y México va a presenciar este mismo 2015. De momento tuvimos un avance de lo que Red Bull puede hacer en la plaza del Zócalo, en el marco de la alianza entre la escudería y Gillette.
Antes de despedirnos, Daniel hizo una confesión: “Si tuviera la oportunidad de cambiar por un día mi trabajo, lo cambiaría sin pensarlo con Marc Márquez (piloto de Moto GP)”. Y es que a Ricciardo le gustan las motos, mucho, y aunque tiene un contrato en el que se le prohíbe hacer uso de vehículos de dos ruedas, no desecha la idea de algún día poder competir sobre una moto, tal y como lo hizo Stirling Moss, quien ganó cuatro veces el campeonato de motociclismo, además de conquistar el título de la Fórmula 1 en 1964.
LA MÁQUINA DE DANIEL
Chasis: RB10
Motor: Renault
Cilindrada: 1.6 L V6
Transmisión: Secuencial
Velocidades: 8 más reversa
Neumáticos: Pirelli
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