Autos para hombres de verdad (Parte I)
Aquí hablaremos de coches que no sólo nos hacen suspirar (como hombre, claro), sino que además poseen o exigen de quién los conduce cualidades masculinas inequívocas... e inevitablemente necesarias para conducirlos con algo de éxito.
Conducir uno de éstos hace crecer el pelo en pecho y barba... o al menos fortalece los músculos. No por sus propiedades de tensión dinámica, sino porque algunos de ellos requieren de un gran esfuerzo físico. Y eso es sólo parte de su atractivo duradero.
Sin ningún orden en particular:
Dodge Viper 1992 en adelante
El salvaje coupé deportivo de Dodge siempre ha sido impulsado por un bestial motor de diez cilindros en V hecho de aluminio. Aunque es de tecnología un tanto veterana, eso no impide que desde el principio entregara 500 caballos de fuerza, hasta llegar a los 645 de la versión actual.
El enorme poder del V10 obliga a que todos los componentes involucrados en la propulsión deban ser reforzados al máximo, especialmente componentes como el embrague, transmisión (rigurosamente manual) y diferencial. El resultado es un pedal de embrague y una palanca de cambios que deben operarse con fuerza y decisión; al menos la dirección tiene asistencia hidráulica.
La construcción de estructura espacial tubular hace que el peso sea muy bajo, de modo que las reacciones son cuando menos instantáneas y, eso sí, si no hay "manos", hay problemas. El Viper carecía al principio de "niñeras electrónicas" como los controles de tracción y estabilidad, los cuales posee la versión moderna y que no eliminan el carácter salvaje del Viper. Estos añadidos meramente te permiten evitar quedar untado en un poste en caso de un exceso de entusiasmo.
Lamborghini Countach LP500 1974-1990
La imagen del Lamborghini Countach es inconfundible, su silueta fue diseñada por el legendario Marcello Gandini mientras trabajaba para la firma Bertone y está prácticamente tatuada en el ADN de todo hombre bendito con el cromosoma del gusto por los autos. La forma en que el exótico Countach revuelve la testosterona es algo increíble; si no te deja boquiabierto, es posible que tengas que ver al médico.
A pesar de haber nacido en 1974, el Countach aún luce espectacular e incluso quién no lo conoce puede pensar que es un auto contemporáneo. Como curiosidad, esencialmente acuñó el término "automóvil exótico" creando al mismo tiempo esa categoría.
Tiene un Motor V12 de cinco litros de cilindrada que exige fuerza en la pierna izquierda para operar el embrague y brazos fuertes para el volante y los cambios de velocidad, que únicamente se pueden hacer manualmente. La posición de manejo es simplemente ridícula, derivada de ese perfil seductor, el ancho de las llantas y los componentes mecánicos que ocupan parte del túnel central.
Retroceder es un acto de fe, simplemente no existe visibilidad posterior y estacionarlo en reversa exige una complicada maniobra en la que el conductor debe sentarse en el estribo con la puerta tipo tijera abierta y estirando los pies para maniobrar.
El Countach es testosterona italiana pura y un ícono mundial del automóvil.
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Chevrolet Corvette 1953 en adelante
A través de siete generaciones, éste ha sido el deportivo norteamericano por excelencia y con cada una de ellas ha avanzado para ser merecedor de ese título. Originalmente fue diseñado como un auto conceptual para la exhibición Motorama de General Motors. Debido al interés que generó se decidió ponerlo en producción, con lo que se hizo uso por primera vez de la fibra de vidrio para la carrocería, lo que permitía una libertad estilística sin precedentes y funcionaba muy bien para una producción limitada. Curiosamente, el primer Corvette tenía motor de seis cilindros y transmisión automática.
Con la segunda generación llegaron los motores V8 y la suspensión independiente en el eje posterior, lo que abrió nuevas posibilidades, como por ejemplo la competición.
De ahí se derivaron grandes éxitos en las pistas y así el atractivo masculino del Corvette se disparó exponencialmente.
Incluso, hubo un programa en el que GM proporcionaba dos nuevos autos para los astronautas, un sedán para la familia y un Corvette para su uso personal. Aparte de las excelentes cualidades del Corvette a través de toda su historia... ¿Qué hay más cool que un astronauta?
Ford Mustang GT 390 1968
El indiscutible king of cool es Steve McQueen, el atractivo que este actor/piloto ejercía como ejemplo masculino sigue siendo enorme. El intérprete se fincó gracias a películas como Bullitt, un thriller policíaco recordado por la genial persecución a través de las calles de San Francisco en la cual dos matones armados persiguieron al detective encarnado por McQueen para enviarlo directo al cielo. Únicamente para ser a su vez perseguidos por el poderoso Mustang GT 390 de McQueen en una explosión de machismo y humo de llanta quemada, tras la cual los matones quedaron fritos... literalmente en una gran bola de fuego, al chocar con una gasolinera.
La edición de esa secuencia la hizo acreedora a un premio Oscar, sin dejar de lado el hecho de que McQueen mismo condujo en las escenas, para desmayo de su compañía aseguradora y deleite nuestro.
¿Mustang Fastback? Si es un GT 390 mejor, pero tiene que ser de 1968 y verde, de preferencia.
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