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'Cherry', la nueva producción de los hermanos Russo para Apple TV+

Los hermanos Tony y Joe Russo hablan sobre 'Cherry', la cinta que estrenan hoy en Apple TV+.
vie 12 marzo 2021 11:58 AM

Los hermanos Joe y Tony Russo están de regreso, pero esta vez, el dúo de directores no nos trae una entrega más de superhéroes ni una comedia en televisión. Esta vez, el par llega a Apple TV+ con Cherry, uno de sus trabajos más crudos hasta la fecha, una película basada en la novela autobiográfica homónima de Nico Walker, un ex soldado adicto a la heroína para lidiar con su estrés postraumático, como consecuencia de su trabajo al frente de batalla en Irak. Con una fotografía sobresaliente y una narrativa que resalta por un toque íntimo y experimental, vemos una historia que nos muestra una de las mayores crisis que vive Estados Unidos en la actualidad.

Los hermanos platicaron con Life and Style sobre este proyecto.

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Este proyecto parecería ser muy personal, de entrada porque se desarrolla en Cleveland [de ahí son los hermanos Russo], y toca un tema muy fuerte de crisis que se vive ahí. ¿Planean seguir haciendo proyectos así de personales, o ven sus blockbusters de la misma manera?
Joe: Todo lo que hacemos lo consideramos personal; siempre tienes que encontrar una forma personal de hablar sobre los temas de los que vas a hacer una película. Si ves nuestras películas de Marvel a través de todo lo que está sucediendo en Estados Unidos, verás que tienen mensajes políticos muy grandes sobre alzar la voz por lo que crees, incluso si en el camino sacrificas mucho. Ese es el mensaje –no tan– sutil sobre lo que sentimos. En esta película, Cherry, usamos a un actor súper famoso, Tom Holland, para crear una plataforma de conversación sobre un tema tan importante como la crisis de opioides, que es una crisis muy intensa con la que estamos lidiando, y que se perdió por la pandemia. Y la verdad es que sólo está empeorando. Queríamos hacer una historia que fuera muy personal para nosotros porque conocemos a mucha gente que la está viviendo y queríamos usar nuestro impacto para que la gente viera la historia y hablara del tema.

Y después de llevar años involucrándose, en cine, al menos, en puros proyectos de superhéroes, como se sintieron de tomar este camino?
Tony: Es un proyecto muy personal porque se desarrolla en Cleveland, y fue interesante porque, de muchas maneras fue regresar a nuestros orígenes como cineastas. En un nivel de oficio, nos regresó a nuestros orígenes. Aunque el mundo nos conoce por nuestras películas con Marvel y nuestras comedias de televisión, tuvimos una época previa en la que hicimos cine independiente en un nivel muy experimental y de bajo presupuesto. Nos aventurábamos mucho en cuestión de estilo y lo que podíamos hacer con una película. Esta película nos regresó a eso: además de ser muy personal, es una historia difícil. Así que queríamos retarnos a hacer algo que involucrara a la gente. Es una historia difícil de ver, pero queríamos que la gente pudiera verla y recomendarla. Así que necesitábamos una forma de hacerla entretenida y positiva. Creo que muchas de las herramientas que usamos son cosas que hacíamos en nuestra época anterior a la tele y a Marvel. Nos aventuramos más en términos de estilo al traducir la historia.

¿Cómo es su dinámica como pareja al dirigir?
T: Creo que cada dúo de directores tiene su propia forma de trabajar, de la misma forma que cada director que trabaja solo tiene la suya. Hay una variedad enorme en cuanto a las formas en que los directores trabajamos. Algunos hablan mucho, otros poco, algunos prefieren la cámara, otros los actores, y así. Nosotros hemos trabajado juntos desde hace 25 años y tenemos un proceso muy natural entre nosotros. Tenemos un díalogo interminable sobre lo que la película puede ser, y ese diálogo sigue desde que empezamos a pensar en la cinta hasta que la terminamos. A los dos nos gusta hacer de todo, así que no dividimos tareas; más bien nos gusta tener ambos cerebros en todo, y llevarlo al mejor nivel creativo posible. Nos planteamos el uno al otro ideas sobre lo que la película podría ser, y vemos qué de eso nos provoca algo a los dos, para después hacerlo. Tratamos de que la comunicación con nuestros colaboradores sea fácil; pueden hablar con cualquiera de los dos. El cine es tan colaborativo por naturaleza, que nuestra relación se siente como una extensión de la relación que tenemos con el resto del equipo.

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Viendo la película, es inevitable pensar en que hay una crisis en el sistema, en el capitalismo y en la masculinidad blanca. ¿Son cosas en las que pensaron?

J: La crisis de opioides se detona por el capitalismo. Es muy fatalista y no está regulada. Sabemos lo peligrosas y que son estas drogas científicamente diseñadas para ser adictivas, y esta es la forma en la que la sociedad capitalista se está derrumbando; hasta cierto punto, no hay límites. Incluso con la pandemia, estamos politizando y polarizando… francamente, no sé si estamos diseñados para sobrevivir al internet. Hay gente con muchas agendas que ha aprendido a manipular psicológicamente a la gente por medio de la información, el internet. Todo esto va junto, y de cierta forma se plasma en la película. En cuanto a la masculinidad, ciertamente hablamos de eso. El protagonista va a un boot camp, y ahí vemos que es una salida a la agresión. Cuando va a la guerra, encuentra lo mismo. Es un chico que llega a enlistarse al ejército con una agenda altruista porque no puede encontrar foco en su vida, y como tiene alma de poeta, lo ve como lo que es: un juego, algo sin sentido. Esa es parte del comentario. La vida está llena de agendas institucionales que son opuestas a la humanidad y a los sentimientos, y que cuando tienen la oportunidad, te llevan a la bancarrota, te destrozan, hacen todo por dinero.

¿Pensaron en la imagen de lo que representa ser un hombre y lo que representa la guerra al hacer esta película?

J: Hay una superficialidad en eso. Claramente hay periodos en la historia en los que, si ibas a la guerra era por una razón importante. La Segunda Guerra Mundial, por ejemplo, fue por algo importante. Desafortunadamente, las guerras ahora no tienen una agenda muy clara, y puede estar basada en el interés propio. En ese sentido, es difícil motivar a la gente a sacrificar su vida y su salud para pelear por algo cuya base claramente es la economía y el interés propio. La guerra de Irak, que es a la que va Cherry, es algo que sólo entiende hasta que está ahí. Sólo ahí logra tener perspectiva. En el libro, dice que sentía como si fuera una actuación, porque al final no le ve el punto. Nosotros tenemos un punto de vista muy específico en cuanto a la masculinidad y los personajes de ese género. Si ves nuestro trabajo –desde Community hasta Marvel– vemos mucho el machismo y nos gusta burlarnos de él. La humanidad reside en la sensibilidad, en el aspecto femenino de lo masculino. Eso es algo que hemos tratado de deconstruir a lo largo de nuestras carreras y en la forma en que representamos a los hombres.

T: Para nosotros siempre ha sido importante no romantizar la violencia. Claramente, la violencia siempre ha sido parte del drama, y tiene a irse a los peores aspectos de la experiencia humana, pero para nosotros siempre ha sido importante resaltar –ya sea en Cherry o en las películas de Marvel– que la violencia tiene consecuencias en la psique humana, y no es algo que te puedas quitar; se queda contigo. El costo de la violencia es muy real y es una parte crítica para entender la masculinidad, la historia, todo.

¿Pudieron hablar con Nico Walker al hacer esta película?

J: Aunque el libro está basado en la vida de Nico, el personaje es ficticio, y no quisimos usarlo como una fuente de inspiración. Más bien, queríamos que Tom hiciera su propio personaje. Nuestra exposición a él, además, fue muy limitada porque estaba en una prisión de máxima seguridad cuando estábamos haciendo la película, y el acceso era limitadísimo. Hablamos un par de veces con él durante el desarrollo de la película. Tom se inspiró en adictos que conoció en Cleveland, soldados, y con eso construyó el personaje.

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